La actividad de los deportistas está llena de publicidad. Los derechos de imagen de los jugadores, reúnen a empresas e instituciones que explotan la marca de los protagonistas, pero también son una vía para desviar grandes cantidades de dinero.
El Mundo nos ha señalado unas claves para entender los derechos de imagen (y los fraudes) de los deportistas.
- Salario. Cuando un deportista firma un contrato con un club, acuerda una porción de su salario que cobrará no por su actividad deportiva en sí, sino en concepto de cesión de los derechos de imagen. El jugador cede parte de su marca personal para que su club la utilice en campañas de publicidad y recibe un dinero por la explotación que se hace de su imagen.
- Ingresos. el jugador tiene derecho a explotar sus derechos de imagen por su propia cuenta como dueño de su imagen. Esto hace que los deportistas mundiales acuerden, sin vínculo con su club, gestionar otro porcentaje de ingresos. Un buen ejemplo de ello son los acuerdos con las grandes marcas deportivas como Nike o Adidas entre otras. Sin hablar por publicidad en perfumes, cuidado personal y demás.
- Tributación diferente. La Ley de 1996 establece que el 85% de los ingresos de artistas o deportistas debe tributar al 47%, es decir, casi la mitad de lo percibido. Pero permite que hasta un 15% en concepto de derechos de imagen tribute con un tipo menor, un 28%. El interés de los profesionales en ceder su imagen a una empresa radica en que dejan de tributar por su marca con concepto de Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) y pasan a hacerlo mediante el Impuesto de Sociedad de la empresa, a un tipo impositivo menor. Y mejor no entrar en el origen de esa empresa.
- ¿Fraude? Para la Agencia Tributaria, los deportistas que residan en España deben tributar en este país todos sus ingresos, incluidos los que perciban en concepto de derechos de imagen. Para ello, deben dar a conocer esos ingresos a Hacienda mediante la declaración del IRPF. Hemos podido ver casos en los que los jugadores han sido sentenciados por fraude fiscal, por ocultación de gran parte de esos ingresos, llevarlos a paraísos fiscales y no declarar a Hacienda. Los deportistas condenados cedían su imagen a empresas sin actividad real, creadas ‘ex profeso’ para evadir impuestos.
Fuente: El Mundo