Proteger los alimentos frente al plagio es complejo, pero existen algunas alternativas que pueden permitir ciertas garantías jurídicas.
Cómo proteger los alimentos frente al plagio
Se pueden patentar recetas y la tecnología utilizada para su producción. No puede patentarse un sabor por la dificultad que entraña objetivarlo, se ha intentado, pero no. Se pueden patentar recetas y platos cuando cumpla tres requisitos: que sea una novedad, que sea fruto de la inventiva y que sea de aplicación industrial. No obstante, las patentes caducan a los 20 años por lo que ello no garantiza el uso exclusivo y de por vida. Además, las patentes son públicas por lo que la competencia puede investigar tu producto e imitarlo sin plagiarlo. Las fronteras son delgadas.
Otro mecanismo es el secreto industrial. Mediante el secreto empresarial se protege cuando cumple otros tres requisitos: debe ser secreto, tener valor industrial y que el interesado adopte todas las medidas razonables para que permanezca oculto.
La protección jurídica en caso de vulneración es diferente. Así mientras la patente ofrece un blindaje mucho más seguro; en el secreto industrial solo puede tomar acciones legales cuando se han incumplido los contratos de confidencialidad y no cuando otra empresa descubre por sus propios medios la receta, por ejemplo.