Se trata de inventos que fueron el último grito en su día y que con la misma velocidad que aparecieron, han desaparecido por las nuevas tecnologías. Continuamos donde lo dejamos en la entrada anterior.
Inventos que quienes nacieron después del 99 no han usado en su vida
La cinta sin película
Tras la llegada de la cinta magnética y las grabadoras de vídeo en los años 50, hubo que esperar hasta que los sistemas de vídeo fueron accesibles para las economías familiares. Al principio estaban Betamax de Sony y VHS de JVC, siendo esta última la que ganó. Ambas versiones servían para reproducir películas en casa, a través de un aparato de vídeo y más tarde, para grabarlas desde la tele.
La cinta de la imagen, es un reto para las generaciones del nuevo milenio, pues no sirve para reproducir no grabar nada, sino para limpiar los cabezales del aparato de vídeo que leían la información contenida en las cintas magnéticas de las películas.
En número oculto
Se trata de un identificador de llamadas, en el que cuando sonaba el teléfono no había modo de saber quién se encontraba al otro lado. El primer prototipo es de 1971 de Theodore George Paraskevakos, pero hasta 1976 no se desarrolló el aparato que efectivamente mostraba el número.
Fue Kazuo Hashimoto quien construyó el invento que invadió las casas de la clase media estadounidense entre 1984 y 1989 y del resto del mundo en los noventa.
Cubos de plástico (carretes de foto?
Se usaban para guardar pastillas, clips, monedas, pilas de botón, ect. Era una forma de guardar de forma ordenada aquellos objetos pequeños que andan dispersos por la casa o bolso.
La patente prueba lo útiles que fueron estos cubos. Tanto como para que un tal Herbert Ammons junior diseñara en 1998 un cinturón para poder llevar hasta una docena de ellos encima.
Recipiente para guardar los disquetes
Con los primeros ordenadores personales, se venía grabando en unos 6 o 7 disquetes que había que introducir sucesivamente para poder grabar el programa completo. Los disquetes tienen una capacidad de almacenamiento de entre 79,6 kilobytes y 240 megabytes.
Por este motivo, hacía falta un lugar donde poder guardar todos estos cartuchos de memoria. Las soluciones surgieron inspiradas en los archivadores de tarjetas de biblioteca que ya teníamos en casa, que además se podían cerrar con llave para proteger archivos delicados.
El walkman
Tener un walkman a los 11 era la primera clave hacia tu vida propia. Al otro lado de los auriculares, tu decidías con quién hablar y qué banda sonora te acompañaba, hasta que las pilas se acabaran.
Era un objeto tan deseado como lo son hoy los smartphone y tan revolucionario como es su día fue el Ipod de Steve Jobs. El walkman revolucionó en 1979 el modo en que nos relacionábamos con la música, aunque su predio hizo que no se popularizarán hasta los ochenta.
Tamagotchi
Llegó a las manos de los niños en 1197. Era un huevo que colgaba de un llavero y en cuya pantalla de cristal líquido, aparecía una criatura si se le habían dispensado los cuidados necesarios. No era un juego, era una mascota virtual y no solo nos hizo sentir a todos más acompañados, sino que nos educó en la búsqueda de esa compañía en una pantalla.
Waterful Ring-Toss
Este juego fue quizás el origen de las dinámicas de los juegos digitales más básicos. Consiste en una cámara rellena de agua con unas varillas y aros que había que acertar a introducir en ellas accionando un botón que insufla aire en la cámara provocando que los aros salgan disparados hacia arriba por las burbujas.