La privacidad en la era digital

La privacidad es un espacio vital para vivir en armonía interior y exterior, por tanto, es un derecho fundamental. Hoy es mucho más elaborado que las primeras referencias de la privacidad que durante siglos fueron la correspondencia enviada por correo y el diario que solía escribirse por las noches.

La privacidad en la era digital

Poco a poco se ha reconocido el derecho a la vida privada. Un derecho polifacético de compleja tutela por sus extensiones en el campo real como en el virtual. El derecho a la vida privada abarca múltiples facetas o modalidad en las que se desenvuelve la vida privada de cada uno para interactuar con la vida privada de otros.

Las cosas que ocurren entres quienes se acercan de forma confidencial, se esconden dentro de la vida privada de los involucrados y esa zona de privacidad común debe pertenecer en exclusiva a quienes la crearon, salvo que de mutuo acuerdo, decidan compartirla con alguien o todo el mundo.

Las tecnologías nos han convertido en esclavos de la instantaneidad, la vida más que un paso por el mundo, parece una fuga y nuestros datos personales corren a la velocidad de la luz.

La vida privada contiene elementos subjetivos, intangibles o invisibles y otros componentes ciertos, identificables, concretos, visibles y que requieren previa autorización para ser difundidos. Los datos personales son fragmentos de la personalidad, señales de la intimidad de alguien o de algunos entre sí ligados. Son la vía objetiva para proteger aspectos de la personalidad y momentos de la vida privada de cualquier persona real.

La privacidad es el refugio exclusivo de cada persona, una zona donde se acomodan los sentimientos, revives tus recuerdos, reconcilias tus sueños y los recrea para eliminar las pesadillas. En la zona de privacidad individual, la persona se ve frente al espejo de la realidad sin ropa, caretas o se viste de otras personas y se conoce mejor o se reconoce.

Lo que está en la mente y el corazón de cada persona es la intimidad y eso se muere junto con la memoria salvo que las haya descrito en su diario o en una biografía.

El problema con la era digital radica en la incesante transmisión de datos personales al grado de ser imposible interrumpir el curso que siguen a sus destinos. La privacidad viaja sin la consciencia de sus titulares. A veces son ellos mismos quienes la depositan en Internet a través de las redes sociales, otras veces, de forma involuntaria.

La privacidad viaja escondida, solo el autocuidado puede evitar que la privacidad se escurra como el agua entre las manos y vaya a caer en manos de cualquier desconocido o cualquiera. Debemos aprender a convivir con mayor cautela y responsabilidad.

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