Un internauta encuentra una imagen que le gusta en Internet y ni siquiera se fija en quién es el autor. La copia a su ordenador y después, cuando decide abrir un blog en la Red, la utiliza como imagen de cabecera. Con los meses, el blog se hace más y más popular y esa fotografía corre de navegador en navegador. Sin embargo, un día el propietario de la imagen que copió envía al internauta un correo en el que le conmina a retirar la foto, e incluso, le amenaza con acciones legales. Casos como estos nos puede pasar si usamos material con derechos de autor.
Si el autor del blog no retira la imagen puede incurrir en delito y verse ante un tribunal o ante la obligación de pagar una fuerte multa. Sin embargo, si se hubiera fijado de antemano en el tipo de licencia que tenía la fotografía, se hubiera ahorrado muchos disgustos. En no pocas ocasiones, basta con citar al autor para poder utilizar un contenido cultural con total libertad.
Estas situaciones son cada vez más habituales en los medios de comunicación online, como blogs, redes sociales, portales de noticia o páginas personales de usuarios.
Sin embargo, los autores de las obras, han adquirido conciencia de sus derechos, así como el suficiente dominio de la tecnología como para detectar si alguien utiliza sus creaciones sin su permiso o sin respetar las licencias establecidas.
La cultura en Internet es accesible a todos, pero esto no significa que siempre pueda utilizarse por terceras personas sin ningún tipo de control. En una proporción considerable, solo es posible bajo ciertas condiciones, y en muchos casos no lo es en absoluto. Es importante tenerlo en cuenta y fijarse bien en el tipo de licencia que tiene cada contenido para evitar disgustos.