Las patentes de juguetes más famosas (I)

Attractive mother presenting new toy to daughter

Compartir y jugar son los verbos más emblemáticos de la Navidad. Eso es posible gracias a los diseños y mecanismos, algunos muy complicados, de juegos y juguetes que han sido registrados y patentados por hombres y mujeres de todo el mundo.

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España puede presumir de ser uno de los grandes proveedores de juguetes del mundo. El conocido como Valle de los Juguetes, situado en la provincia de Alicante, es un lugar de obligada parada para Papá Noel y los Reyes Magos. En localidades como Onil (y gracias a las licencias que dicho pueblo obtuvo de la alemana Playmobil), solo necesitan un simple «click» para convertir los deseos de muchos en realidad.

Las muñecas han sido las más precoces de toda la juguetería en materia de patentes de juguetes. Desde 1883, son las indiscutibles pioneras. Las primeras concesiones de patentes en España fueron para los modelos andadores que surgieron a finales del siglo XIX y principios del XX. Aquello allanó el terreno a las futuras Mariquitas Pérez, Barriguitas y Nancys… y traspasó fronteras. Las buenas prácticas de sus homónimas europeas llegaron a oídos de la primera Barbie, quien solicitó la primera patente para sus curvas en 1959 en Estados Unidos.

 

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